PRÓLOGO DEL ALCALDE

ANIVERSARIO DEL COLEGIO LUIS BRIÑAS

El Colegio Luis Briñas adquiere una edad respetable al cumplir los 75 años. Ubicado en el bilbainísimo barrio de Santutxu, cerca de la campa de Basarrate (popularmente denominada “del muerto”), es parte de la intrahistoria de la villa.

En una finca donada por el filántropo don Luis Briñas – al que le saludo todas las mañanas en el antedespacho de Alcaldía en un cuadro pintado por Aurelio Arteta – se construyó ese original colegio, de bella factura, por el arquitecto municipal don Pedro Ispizua, autor también del mercado de la Ribera – hoy en día a punto de reconstruirse totalmente – del kiosko del Arenal o las escuelas de Atxuri.

Pero el colegio, que se proyectó en plena República, sería utilizado como clínica de enfermos tuberculosos durante la guerra.

En realidad se instalaron 260 camas para combatir una enfermedad que azotaba a un país depauperado y hambriento. Bizkaia al fin y al cabo contó con el entonces sanatorio de Santa Marina – en el que el Sr. Briñas también actuó como benefactor – y el sanatorio de Górliz, centros que lucharon denodadamente contra la tisis.

Briñas no fue escuela realmente hasta 1942. A partir de esa fecha han ocurrido muchas vicisitudes en el colegio, que son narradas en el presente libro.

De un valor importante son las fotografías que ilustran a personas de antaño y al propio desarrollo de Santutxu. Cuando las vemos, creemos que otras soluciones urbanísticas eran posibles, que hubieran posibilitado un barrio menos apelmazado, más sostenible, pero el desarrollismo franquista de los cincuenta no tuvo contemplaciones.

En todo caso el colegio ha formado a generaciones de gentes de la República de Begoña. En nuestra civilización, el maestro, profesor o profesora, es clave para el devenir del alumnado. Una parte importante de la educación de un niño o de un adolescente dependerán del profesorado que ayudará a moldearlo, a inducirle a respetar y ejercitar en esos valores tan intangibles como fundamentales en la vida de toda persona. Un profesorado que eduque y demuestre al joven escolar lo que significa la libertad, la honradez, el trabajo bien hecho o la igualdad de los hombres y mujeres es un profesorado inigualable. Siempre he creído que poseen un mérito extraordinario y que un País que se precie debe dedicar tiempo y recursos humanos y materiales a la enseñanza.

El Colegio Luis Briñas cumple 75 años, debajo de este cielo de Dios – que diría Unamuno – de nuestro botxito. El Alcalde no puede menos que felicitarles y desearles larga vida a este colegio de la República begoñesa, concebido en tiempos de otra República.


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